La osteopatía pediátrica trata de ayudar a los bebés, niños y adolescentes facilitando el funcionamiento de su organismo a través de la liberación de restricciones de movilidad para favorecer la respuesta individual a las afecciones típicas de cada etapa de desarrollo.
Intenta favorecer la corrección de disfunciones que generen trastornos repetitivos o que arrastren al organismo hacía desequilibrios estructurales causantes de disfunciones mayores, síndromes o patologías a medio y largo plazo.
Para ello explora la movilidad y aplica técnicas para restaurarla, ofreciendo al organismo así un mejor potencial adaptativo.
Disfunciones
localizadas producto de estímulos, torsiones o presiones excesivas y mantenidas
que el organismo no es capaz de asimilar y que provocan desequilibrios y
compresiones neurológicas y vasculares que pueden tener consecuencias
y síntomas a distancia. Pensemos, por ejemplo, en
un dolor o una incapacidad funcional en la edad adulta por una afección del
nervio ciático. El
dolor y la disfunción se
van a dar el la pierna y
el pie cuando el
origen es a nivel lumbar, en la espalda.
Y no siempre se trata de dolor, en algunos casos puede existir atrofia y falta
de fuerza a nivel muscular. Esto puede ocurrir con muchas otras estructuras y funciones,
también en órganos que no pertenecen al aparato locomotor. Por ejemplo un intestino inmaduro irritable que
provoca cólicos en el lactante. Una de las posibles causas puede ser una
irritación intestinal por tensión en la salida craneal de un importante nervio
del sistema nervioso autónomo, el nervio vago, que es el más importante nervio
parasimpático del organismo. Emerge del cráneo por el agujero yugular, entre el
hueso occipital y la porción petrosa del temporal. Y esta es una zona de frecuente tensión tisular debido
a las características estructurales y funcionales del cráneo del
bebé.
Igual que por medio de la palpación se pueden localizar tensiones en la columna
lumbar y liberarlas provocando una mejor
funcionalidad en casos de ciática, también se puede hacer, con técnicas específicas, en irritaciones
del nervio vago o de cualquier otra estructura.
Si, las delicadas estructuras de un bebé también
sufren tensiones mecánicas. El nacimiento es su primera prueba. Ya sea un parto
largo, por cesárea, o complicados y con el uso de ventosas o
fórceps, el bebé sufre importantes tensiones en su estructura,
principalmente en
el cráneo en estos
casos, que poco a poco se
deberán ir resolviendo. Y lo
harán mejor o peor en función del estado de esos tejidos. Pero hay muchas otras causas que pueden provocar
desequilibrios funcionales, y no solamente en el cráneo. Estos se manifiestan
por medio de diferentes signos y síntomas que
nos avisan de las posibles disfunciones y de sus posibles consecuencias.
Ante este tipo de síntomas los padres normalmente acuden al pediatra, pero
también pueden acudir a un osteópata formado para tratar bebés y niños que los
ayudará y orientará si la causa de los mismos está en una disfunción mecánica.
El osteópata no pretende sustituir a la necesaria actuación médica, simplemente
aplica otros criterios complementarios. La dulzura y la sensibilidad con que se realizan
este tipo de técnicas y su completa inocuidad y resultados garantizan y avalan la confianza que los padres depositan
en los osteópatas que nos dedicamos al tratamiento manual de estos pequeños
pacientes, sus hijos.
Por supuesto que pueden existir síntomas y patologías cuya causa no sean estas. En esos casos la osteopatía no será resolutiva, aunque puede ser utilizada con otros fines.
Los osteópatas pediátricos utilizamos la evaluación neuromusculoesquelética, craneal, visceral y el tratamiento de manipulaciones orientadas a identificar, tratar e intentar armonizar la mecánica estructural, craneal y visceral que no está funcionando de forma equilibrada. Potenciar el mejor funcionamiento y los recursos propios del organismo.
Un caso de otitis de repetición en el oído medio, de esos que tienen varios episodios en un invierno, a la edad de 2 o 3 años. Algo frecuente. El tratamiento pediátrico pasa por el protocolario antipirético, antiálgico, antiinflamatorio y antibiotico. Todo anti. Tratar de eliminar las consecuencias, no las causas. A esta edad la trompa de falopio, el conducto que hace de drenaje entre el oído medio y la zona nasofaríngea, es más corto y horizontal que en la edad adulta.
Por este motivo es mucho más probable que esa zona del oído medio tenga un drenaje peor, una mayor facilidad para congestionarse y por lo tanto para albergar colonias de microorganismos que provocan infecciones repetidas que cursan con inflamación y dolor. Otitis.
En ausencia de otros factores, como una hipertrofia de adenoides obstructiva, es mucho más efectivo tratar de facilitar el drenaje local para resolver el problema definitivamente. ¿Y esto como lo hace la osteopatía?. Hay maniobras específicas de drenaje como la de la trompa auditiva o de Galbreath y otras más genéricas como las neumáticas a distancia para favorecer el natural drenaje distal desde centros como el diafragma. Además de liberar la posibles disfunciones que puedan provocar desequilibrio en la inervación de las zonas afectadas entre las que destaca la estimulación del gánglio esfenopalatino.
Un caso de otitis de repetición en el oído medio, de esos que tienen varios episodios en un invierno, a la edad de 2 o 3 años. Algo frecuente. El tratamiento pediátrico pasa por el protocolario antipirético, antiálgico, antiinflamatorio y antibiotico. Todo anti. Tratar de eliminar las consecuencias, no las causas. A esta edad la trompa de falopio, el conducto que hace de drenaje entre el oído medio y la zona nasofaríngea, es más corto y horizontal que en la edad adulta.
Por este motivo es mucho más probable que esa zona del oído medio tenga un drenaje peor, una mayor facilidad para congestionarse y por lo tanto para albergar colonias de microorganismos que provocan infecciones repetidas que cursan con inflamación y dolor. Otitis.
En ausencia de otros factores, como una hipertrofia de adenoides obstructiva, es mucho más efectivo tratar de facilitar el drenaje local para resolver el problema definitivamente. ¿Y esto como lo hace la osteopatía?. Hay maniobras específicas de drenaje como la de la trompa auditiva o de Galbreath y otras más genéricas como las neumáticas a distancia para favorecer el natural drenaje distal desde centros como el diafragma. Además de liberar la posibles disfunciones que puedan provocar desequilibrio en la inervación de las zonas afectadas entre las que destaca la estimulación del gánglio esfenopalatino.

¿ Cómo actúa la osteopatía?
A través de manipulaciones delicadas y suaves, totalmente indoloras, individualizadas y precisas, trata de devolver la funcionalidad a las diferentes estructuras, liberando la tensión de los tejidos y devolviendo el equilibrio al conjunto del organismo y un funcionamiento fisiológico adecuado. El bebe puede acudir a cualquier edad al osteópata. Cuanto antes lo hace mejor ya que las secuelas estructurales de las disfunciones no tendrán tiempo de desarrollarse.
Llanto excesivo, problemas e inquietud en el sueño, rechazo a la comida, rechazo al contacto con otras personas, asimetrías en la cara, regurgitaciones frecuentes, tensión abdominal, problemas de irritación en los ojos y nariz, catarro frecuente con tos y mucha mucosidad, faltas de atención, nerviosismo, agresividad….
Ante cualquier síntoma lo primero que debemos hacer es acudir al pediatra, su valoración es fundamental.
¿Qué patologias podemos tratar con osteopatía?
No tratamos patologías, tratamos con personas, y cada uno somos diferente, no hay protocolos preestablecidos, primero hay que palpar y “escuchar” a los tejidos que pudieran estar afectados según la sintomatología, tratando de encontrar restricciones y después actuar para devolverles la movilidad y la función. Una otitis de repetición puede ser consecuencia de un deficiente drenaje en unos niños y la osteopatía mostrarse resolutiva. Pero también puede tener otras causas no mecánicas y en esos casos no ser nada más que una pequeña y útil ayuda.
Problemas de la esfera craneal: dolor de cabeza , otitis de repetición, rinitis, plagiocefalias (deformación del cráneo en el recién nacido), conjuntivitis de repetición, torticolis infantil, retraso motor, hiperactividad,…
Problemas digestivos: cólicos del lactante, diarreas prolongadas, estreñimiento, digestiones pesadas y problemáticas, reflujo,…
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