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La palpación

La palpación



Uno de los aspectos más característicos de la Osteopatía y en general de cualquier terapéutica manual es la particularidad de su diagnóstico. Durante el periodo de formación se invierte una buena cantidad de horas en familiarizarse y perfeccionar la palpación y el tacto como herramienta diagnóstica. Esta habilidad va mejorando con el paso del tiempo de manera casi proporcional al número de pacientes que uno va viendo. Cuando un osteópata te toca esta entablando un diálogo palpatorio con tu organismo, trata de escuchar lo que dicen tus tejidos para poder luego intentar corregir aquello que no funciona.


Siempre me resulta curioso cuando alguien que no conoce nuestro trabajo me dice que ante una lesión aguda es mejor no tocar, no es conveniente el masaje comentan. La palpación y el trabajo manual sobre el organismo no es  rutinario, protocolario e invasivo. Un buen profesional siempre aplica técnicas en función de lo que le "pide" el tejido. Se actúa siempre en función del estado del tejido, intentando invadir lo mínimo ya que de otra forma es imposible captar su estado.


Como cualquier habilidad motriz, es algo que se aprende pero que mejora con la práctica. A medida que las tecnologías han ido avanzando en el terreno clínico, las habilidades palpatorias en algunos ámbitos médicos han ido desechándose y acercándose peligrosamente a una dependencia excesiva de las pruebas de imagen. Tanto es así que muy a menudo asistimos a la falsa noción de que si no está en la imagen, el problema no existe. A menudo existe falta de correlación entre la imagen y la realidad clínica y todo buen profesional sabe que si bien pueden ser una buena orientación, las pruebas solo deben ser un aspecto más a tener en cuenta en el abordaje diagnóstico de la situación. Diríamos que no por el hecho de encontrar algo, ese algo es seguro el motivo del problema ni por no encontrarlo, deja de existir un problema.



La exploración manual permite el análisis a un nivel subclínico, es decir, que ofrece la posibilidad de anticiparse a la lesión del tejido cuándo este está en una fase de disfunción, dando opción a tratar precozmente problemas que ya se están manifestando (con clínica o no, con marcadores radiológicos o no). Se buscan cambios en la texturar de los tejidos,  en su sensibilidad, temperatura, presión, asimetrias, restricción del movimiento o hipermovilidad...

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